miércoles, 10 de abril de 2013

Fotodermatosis o intolerancia al sol


Alergia o intolerancia al sol: fotodermatosis


Cada año por estas fechas ante las primeras exposiciones solares acuden a la consulta pacientes con granitos en el escote, en las piernas que se acompañan de prurito y quemazón.






Las Dras. Paloma Cornejo y Mª José Isarría, del IML, han redactado un comunicado en el que explican en qué consisten las principales alergias al sol, su prevención y tratamiento.



Según ha constatado IML, las fotodermatosis -respuestas anormales frente a algún tipo de radiación solar- son cada vez más frecuentes. Las más importantes son:


  • Fotodermatosis solares de origen desconocido: tienen un origen inmunitario. La más frecuente es el eritema polimorfo solar, que aparece entre los 20-30 años y se manifiesta como una erupción pápulo-vesiculosa, varias horas después de haberse expuesto al sol. Suele producirse en las primeras exposiciones de la temporada y está causada en un 50% por los UVB, en un 25% por los UVA y en otro 25% por la conjunción de ambas radiaciones. En ningún caso es una consecuencia de la exposición a la radiación infrarroja y sólo de forma excepcional se relaciona con la luz visible. El tratamiento debe ser preventivo –explica la Dra. Paloma Cornejo- mediante la aplicación rigurosa y repetida de fotoprotectores completos (UVA-UVB) o incluso mediante la cobertura con ropa oscura cuando está producida por la luz visible. La ingesta de betacarotenos puede mejorar la respuesta a la exposición solar, como también los nuevos fotoinmunoprotectores. Sólo si la fase aguda es muy intensa, es recomendable administrar corticoesteroides por vía tópica u oral”.




  • Fotodermatosis de origen exógeno: están producidas por la conjunción de un medicamento específico con la exposición a la luz solar y a veces incluso, con la exposición a la radiación del espectro visible. Algunas reacciones cursan con enrojecimiento, inflamación y ampollas en las zonas expuestas. Otras, son eczemas que se extienden a zonas no expuestas y que pueden persistir durante las semanas posteriores, mientras dure la presencia del alérgeno en la piel. “Hay que evitar la exposición solar -explica la Dra. Mª José Isarría- si no es posible suspender la toma del medicamento. Los fotoprotectores en estos casos, no suelen ser suficientes y por ello, se recomienda permanecer cubiertos por la ropa, además de evitar las horas de mayor incidencia solar”




  • Fotodermatosis de origen endógeno: Las más conocidas son las Porfirias Cutáneas, que cursan con niveles elevados de porfirinas, base de la síntesis de hemoglobina, mioglobina y fermentos respiratorios de nuestro cuerpo. Este tipo de fototoxicidad tiene lugar con el espectro de luz visible, que produce la excitación de la porfirina y del oxígeno reactivo. “Es precisa una protección solar extrema y repetida. Además –explica la Dra. Paloma Cornejo- hay que evitar la fotoexposición en las horas más verticales del sol y hay que cubrirse con ropas especiales, no traspasables por la irradiación solar”


La solución:
  • Acudir a fotoinmunoprotectores vía oral. En este sentido en el mercado los hay que contienen: Licopeno, Luteína, Vitaminas C+E, Vitamina D y extracto de Polipodium leucotomos.


  • Evitar fármacos sensibilizantes como algunos antibióticos y antiinflamatorios antes de la exposición solar. También el Hipérico contra la depresión y la apatía, aunque de origen natural es fotosensibilizante.

  • El aporte de Té verde y betacarotenos también tiene un efecto fotoprotector ya ayuda a modular la reacción polimorfolumínica o alergia solar.

  • Alimentos ricos en Carotenos: como frutas y verduras: zanahorias, papaya, tomates, naranjas...


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